Las Cargas y Compromisos de la Vida Veterinaria
Nuestras Mascotas, Nuestra Familia
Las mascotas, nuestras mascotas, cada vez son más familia y menos simple compañía. Afortunadamente, por supuesto. Pero esto nos conlleva una mayor presión profesional y una mayor carga emocional.
Los Retos Diarios en la Clínica
Convivimos a diario con la enfermedad y con la muerte. Cualquiera puede imaginarnos atendiendo a un primer cachorro, a un animal sano que viene a su revisión. Pero hay más. Hay mascotas que enferman, y no solo de dolencias leves. Y se nos mueren. O debemos eutanasiarlos para aliviarles de un sufrimiento terminal. Y, aunque tratamos de poner el mayor de nuestros empeños, el mejor de nuestros conocimientos, no siempre acertamos. Y no mejoran de sus patologías. Y a veces mueren porque no supimos atajar a tiempo la enfermedad.
El Peso Emocional de la Profesión
Y sufrimos con vosotros. En mi caso particular, trato de trabajar con una máscara de hierro, hasta el punto de parecer serio, distante, borde, antipático. Pero me llevo el dolor y la angustia a casa. Un dolor y una angustia que van minando mi ser. Esta profesión me ha dado casi todo lo hermoso de mi vida. Pero también ha contribuido en buena medida a que desarrolle una enfermedad inmunomediada crónica. El estrés. El puto estrés. No quiero aparentar ser un mártir. En cualquier profesión lo hay. Pero solo puedo hablar de lo que conozco. Abriéndome, como siempre, de par en par, en canal.
La Relación con los Clientes y el Impacto Social
Trabajar de cara al público en este entorno es muy duro. Cuantas veces hemos de ejercer también de psicólogos improvisados, tanto en el sufrimiento por la mascota, como en muchos ámbitos personales del propietario. A mí me gusta ayudarles, pero hay días en los que uno está más sensible de lo habitual, y te llevas otra piedra a la mochila.
Además, como ya sabréis, los que también lo hagáis en cualquier profesión, la mayoría de los clientes son encantadores. Hemos hecho grandes amigos a partir de la relación cliente-veterinario. Pero siempre hay un pequeño porcentaje de ellos que te amargan la existencia, y que sería preferible no tener que atender. Otra piedra a la mochila.
Reflexión Final y Compromiso Continuo
En la ceremonia de mi graduación, el decano, Manolo Rodríguez, nos instó a devolver a la sociedad la inversión que ésta había hecho en nuestra formación. Me pareció una reflexión magnífica, acorde a mi ideología. La sociedad había invertido parte de sus recursos en mi formación, y yo debía trabajar para contribuir al mantenimiento de este Estado de bienestar, y poner todo mi saber para mantener la salud de mis pacientes y de las personas a través de la Salud Pública.
Ese espíritu me sigue moviendo. Nuestro compromiso con la sociedad. Si solo fuera por dinero, os aseguro que muy pocos de nosotros (me atrevería a decir que nadie) estaría trabajando en una clínica veterinaria. Aun así, hay, a veces días, a veces semanas, que uno está decidido a dejarlo todo por esta mochila tan llena ya de piedras. Aun así, siempre sería veterinario. En cualquier vida que viviera.
«Hygia pecoris, salus populi» Peste, carbunco y rabia: aúpa Veterinaria
Iñaki Gauna Pulgar, asociado de AVETO.